La Plaza Dorrego, el corazón de San Telmo, es otro punto donde la arquitectura y el tango se encuentran. Rodeada de edificios de estilo colonial, la plaza ha sido un punto de encuentro para artistas y bailarines de tango durante décadas. Sus cafés y bares, como el icónico Bar Plaza Dorrego, han albergado noches de música y baile que mantienen viva la tradición.
El mercado que bordea la plaza, con su estructura de hierro y vidrio, es un ejemplo del diseño funcional que caracteriza a la arquitectura porteña. Además de ser un espacio para el comercio, el mercado se ha convertido en un lugar donde el tango resuena, conectando a los visitantes con la esencia del barrio.
“La Plaza Dorrego es un epicentro de la cultura tanguera. Su arquitectura crea el marco perfecto para un género que celebra la pasión y la nostalgia”, asegura Calcaterra.