La historia del mítico cantor Carlos Gardel está resguardada por los amantes del tango que lo escuchan cantar cada día mejor, reproduciendo y bailando su música después de casi un siglo desde su trágica muerte. Pero también mantienen su legado vigente aquellas personas que se dedican a preservar sus pertenencias personales más importantes. Tras 80 años sin saber sobre un mueble que perteneció al “Zorzal Criollo”, un llamado inesperado posibilitó la recuperación del objeto que volverá a la casa del Abasto.
Mientras Carlos Gardel vivió en Buenos Aires, no hubo ninguna noche en la que durmiera en otra cama que no fuera la suya. Como nunca ostentó grandes lujos, consideraba que la riqueza de su carrera, ya proyectada a nivel internacional, era volver a su hogar del barrio del Abasto que le compró a su madre, Bertha Gardés, y descansar allí “junto a la viejita”, como le decía.
“Una pequeña cama de bronce. Una pequeña toilette. Una mesa de luz”. Así era la pieza de Carlos Gardel, según la descripción que publicó un cronista de la revista “La canción moderna” tras entrevistar a Bertha en la vivienda ubicada en Jean Jaurès 735. En esa cama, el cantor argentino más aclamado en el mundo hasta hoy, durmió cuando su carrera comenzaba a tomar proyección en Estados Unidos y Europa.
Luego de 80 años sin saber sobre este mueble especial, un llamado inesperado ilusionó a los fanáticos del “El Zorzal”. “Se comunicó con nosotros Cecilia Fonolla, sobrina nieta de Adela Blasco, la esposa de Armando Defino, amigo y administrador de los bienes de Carlitos. Me contó que su padre le había heredado la cama de bronce de Gardel”, explicó Walter Santoro, director Ejecutivo de la Fundación Internacional Carlos Gardel, sobre la donación que recibieron.
Cabe mencionar que la habitación de Gardel daba al patio de la casa, hoy convertida en museo, y en ese espacio cada mañana se ejercitaba, ensayaba con sus guitarristas. Allí también jugaba con una pelota de trapo con Blanquito, el perrito fox terrier, que a la noche se acostaba a los pies de su cama. “Recuperar este mueble personal es tan importante porque nos acerca a su intimidad, a lo cotidiano, a todas aquellas cosas simples que Carlitos tanto disfrutaba”, expresó Santoro.
“Muy pocas veces, o casi nunca, desde que murió Gardel y, más tarde, su madre, la gente llegó a preguntarse qué pasó con su herencia”, lamentó y detalló el camino de algunos de esos artículos importantes para el tango. Cabe señalar que cuando Bertha murió, en 1943, Armando Defino se transformó en el depositario de todos los bienes de ella y su hijo.