Isabelle es una estrella recurrente del encuentro y es una de las principales referentes del tango electrónico en Europa. En Berlín lleva casi 25 años organizando la milonga TangoLoft, además de festivales y eventos especiales. La escena porteña, cree, no es tan amplia como la europea, pero asegura que la presencia continuada del Festival puede hacer crecer al público y el circuito local. Para muchas de las bandas argentinas que pasan por Alemania, su espacio es una parada insustituible. Y ese lugar tan particular le da una perspectiva única del género.
¿Qué encontrás en el tango electrónico que no ves en el tradicional?
Creo que el tango electrónico me da la oportunidad de inventarme más. Me gusta mucho el tradicional, pero ya está en una caja y tiene reglas fijas, y la música siempre queda igual, no cambia mucho. En el tango electrónico siento que hay más estilos diferentes y más para explorar, ¿Cómo puedo bailar este paso? En el tango tradicional siempre es “esto tiene que ser así”, ¿viste?
¿Cómo es la escena allá?
Es muy grande en Europa, especialmente en Alemania, tal vez porque Berlín está muy dedicado a la música electrónica en general, hay tantos clubes electrónicos… La escena es mucho más grande que en Buenos Aires, hay festivales y milongas especialmente dedicadas al tango electrónico, y también hay mucha gente que lo baila, o baila tango nuevo, lo que hacen los artistas de Buenos Aires en el Festival.
¿Hay una escena separada entre el tradicional y el electrotango?
Bueno, lo que yo desearía para ese tipo de música es que haya más bailarines que muestren y enseñen cómo bailar este tipo de música. Porque recuerdo que hace 20 años cuando había todo este movimiento electrónico con Narcotango, Otros Aires, Bajofondo, había muchos bailarines como Chico Frúmboli o María Eugenia en los festivales y les mostraban a la gente cómo bailar. Ahora es un poco difícil para mí ver a estos bailarines, que son un poco modelos de conducta, ¿no? Ellos se volvieron más conservadores. Por ejemplo, yo organizo muchas fiestas y el espíritu de TangoLoft está dedicado al nuevo tango. Y tengo que decir que siempre es difícil para mí encontrar maestros que enseñen este estilo de música, cómo interpretarla. Hay algunos, pero no muchos.
Hay muchos músicos componiendo. ¿Por qué creés que en cambio los bailarines se volvieron tan conservadores?
No lo sé. Pero si yo fuese bailarina de escenario o maestra de danza me sería increíble crear algo nuevo. Y siempre que voy a ver a estos maestros me pregunto, ¿dónde está lo nuevo que me inspira? Especialmente después de tantos años de dedicarme a esto.
¿El tango electrónico o el tango nuevo se baila distinto?
¡Sí! Por ejemplo, no hay reglas fijadas ya sobre cómo bailarlo, y todavía hay más margen para la invención que en el tradicional. También veo un abrazo más abierto, y por momentos puede ser más rítmico, con algunos elementos de jazz, de hip hop. Para mí es más divertido justamente porque no tiene estas reglas fijas.
Cuando uno rompe con estas reglas una mirada tradicional puede preguntar, ¿y cómo sigue siendo tango?
Yo creo que los artistas en el tango podemos romper la caja en la que nos meten y hacer nuestras propias reglas. Para mí, si el público que viene a mi milonga está bailando y pasando un buen momento, entonces hago las cosas bien. Y si alguien analiza y dice que no fue tango, bueno, que le digan como quieran. Yo creé algo nuevo e hice a todos los bailarines felices.