Más allá de los pasos, el tango se vive en la conexión con la pareja, la música y el momento presente. En cada clase comenzamos con ejercicios individuales y luego trabajamos el vínculo. No es necesario asistir en pareja y trabajamos la espera, la entrega, la confianza, el equilibrio y la conexión, permitiendo que el tango nos arraigue, nos despierte y nos invite a estar plenamente presentes.