Nico Sorín, Astor Piazzolla y la osadía de ver más allá

Nico Sorín recuerda muy bien el flash que significó haber visto a Astor Piazzolla por primera vez. Fue aparato de televisión mediante, cuando él era un niño entrando a la adolescencia.

“Fue con el octeto electrónico mientras interpretaba Libertango; era un video de la televisión italiana o francesa. Y de repente veo que arranca (Tomás) Gubitsch con la guitarra, más la pinta de los tipos (Entre Black Sabbath y la de miembros de una banda de rock progresivo) y el solo de bandoneón que entra al final de todo, y chau, flasheé”, reconstruye el músico sobre esa epifanía que marcó a fuego su carrera.

Porque al igual que Astor, este músico porteño se maneja de modo revulsivo, desafiante. Entonces, es lo más lógico que haya instituido un homenaje al genio marplatense, que presentará en Córdoba el sábado 11 de mayo y en XL (Bulevar Las Heras 124).

“Tengo ese recuerdo, de que todo me sorprendió gratamente. Y no sabía entender cómo el tango… Quiero decir, no lo vi como tango y no lo veo como tango tampoco hoy”, redondea Sorín, quien tanto ayer como hoy tiene varios frentes creativos abiertos en la vía láctea que cabe entre lo sinfónico y lo electrónico.