Café La Humedad

Algunos recuerdos pueden reemplazar parcialmente a las caricias. Quizá la distancia -como el olvido- suelen adornar el pasado. Posiblemente los recuerdos lejanos, se modifiquen con nuestros cambios físicos y espirituales.

Y este prólogo tiene relación con el ayer. Ese ayer, que inmortalizó e hizo tradicionales a algunos antiguos bares de esta capital. Y el intermediario de esa perdurabilidad ha sido el tango y especialmente sus letras.

Y hoy quise evocar a algunos de esos bares y también a esos tangos, cuyas letras han dejado grabadas para siempre, con letras de fuego eterno, a esos establecimientos. Y son muchos los lugares de Buenos Aires, que se han eternizado en los pentagramas y en sus letras, ya inmunes para siempre a las periódicas transformaciones de la ciudad.

Tal es el caso de los tangos ‘Sur’, ‘Café de los Angelitos’, ‘El Corazón al Sur’, ‘Café La Humedad’, entre otros, que retratan zonas de una geografía urbana, grata a los porteños.

“San Juan y Boedo antiguo, y todo el cielo…”, describe ‘Sur’, con música de Aníbal Troilo y letra de Homero Manzi, que “casi como una tarjeta de identificación” entona Edmundo Rivero en cada una de sus actuaciones. Me contaba el popular cantor que al interpretar el tema su imaginación transitaba por esa esquina legendaria embellecida por el poeta.

“Lo curioso -destacaba Rivero- es que cuando Manzi escribió el tema para que lo cantase, ignoraba que yo realmente nací en la estación de ferrocarril (cuyo jefe era mi padre), debajo del puente Alsina, precisamente en Pompeya… más allá, estaba la inundación”.

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